· Su propuesta gastronómica, coronada por Taller, con una estrella Michelin, y coprotagonizada por el restaurante Tradicional Bodegas Arzuaga, es una inmersión en los sabores de la zona con una clara apuesta por la cocina de caza y un toque único que solo puede encontrarse en Arzuaga.
· Comprometidos con la sostenibilidad y el entorno local, la cercana finca La Planta, propiedad de la familia Arzuaga, cuenta con un huerto ecológico de 8.000 metros cuadrados que pone de manifiesto su apuesta por la cocina de proximidad y la energía verde.
· Estos atributos y otros atractivos como su impresionante spa hacen de este lugar uno de los principales centros enoturísticos de España y parada obligatoria en la Ribera del Duero.

Rodeado de viñedos que enamoran por su encanto, en el corazón de la Ribera del Duero, se erige imponente ante los ojos del visitante el Hotel Arzuaga, parada imprescindible en la conocida como “milla de oro del Ribera”. Situado en la localidad vallisoletana de Quintanilla de Onésimo, se encuentra junto a la emblemática bodega de la que recibe su nombre y es uno de los principales centros enoturísticos de España, gracias a sus magníficas instalaciones y a la magia de su entorno. Pero si por algo destaca este lugar es por su cuidada gastronomía, una oda al producto de proximidad y a la cocina castellana, pero con un toque diferencial, que protagoniza de forma indiscutible Taller Arzuaga.
Ante su puerta, un singular pasillo interactivo lleva hasta este templo de sabores únicos, como si de un pasadizo a otra dimensión se tratase. Un nuevo mundo consagrado al placer a través del paladar. Galardonado con una estrella Michelin, Taller ofrece una innovadora cocina de cercanía con sabores arraigados a la zona, pero que se fusiona y enriquece con el punto fresco de la cocina peruana del prestigioso chef Víctor Gutiérrez, y que cada día se encarga de incorporar su jefa de cocina, Sara Ferreres. Siempre con el fin de proporcionar lo mejor del entorno y de la finca La Planta, de donde procede gran parte de la materia prima que emplea el restaurante, de una manera sostenible en cada plato. Su menú degustación, que puede disfrutarse en sus versiones corta, Reserva, o larga, Gran Reserva, y sus opciones a la carta suponen una incursión en la cocina de proximidad y los sabores de la zona, con la caza y las hortalizas como protagonistas indiscutibles de la propuesta.

De vuelta en el otro lado del pasillo se encuentra el restaurante Tradicional Bodegas Arzuaga, contrapunto y complemento de Taller, que homenajea a la gastronomía tradicional castellana con platos típicos que evocan el paso del tiempo y la resistencia a los meses de frío. Un espacio donde degustar elaboraciones como el lechazo asado, pero también de exquisitos pescados a la brasa o los más legendarios platos de cuchara de la zona. Ambos espacios ponen en valor la riqueza de este rincón de la Ribera del Duero con una particular oda a la cocina de caza y con exquisitos bocados a base de jabalí, corzo, liebre o conejo.
No se puede entender el universo Arzuaga sin la finca La Planta, situada a tan solo 15 minutos del hotel. Sus más de 1.500 hectáreas permiten a los visitantes adentrarse en el mundo natural y conocer de cerca el comportamiento de una rica fauna formada por ciervos, jabalíes o muflones, toda una experiencia inmersiva difícil de olvidar. Un escenario donde poder pasear en bicicleta y celebrar un picnic entre la belleza de su paisaje, sintiendo cómo fluye el ambiente y la luz de esta exclusiva región vinícola. Allí, la sombra de la gran encina milenaria que domina el jardín de la finca proporcionará un ambiente propio durante los días más soleados, permitiendo disfrutar del bucólico entorno de la casa de campo de estilo provenzal francés del siglo XVIII, propiedad de la familia Arzuaga.


Este es también el lugar donde se encuentra el huerto ecológico de 8.000 metros cuadrados que provee a los restaurantes del hotel de gran parte de su materia prima, con decenas de especies de hortalizas y frutales. Este espacio pone de manifiesto la apuesta de Arzuaga por el producto local, la cocina de proximidad y la sostenibilidad. Además, el hotel dispone de una instalación de placas solares, emplea un sistema de purificación con ozono y riego con agua de lluvia, lo que le ha llevado a obtener el Certificado Verde de Iberdrola.
Junto a las delicias de la cercana finca La Planta y a su excelsa y extraordinaria propuesta gastronómica, el spa responde a otro de los grandes reclamos del Hotel Arzuaga. Concebido como un refugio de paz y relajación, está pensado para todos aquellos que desean escapar de la monotonía y el ajetreo de la ciudad. Sus impresionantes instalaciones, su amplia gama de tratamientos faciales y corporales anti-age y una extensa carta de masajes relajantes que emplean productos naturales como el aceite de uva, plumas o piedras calientes, hacen que la sensación de relax y bienestar esté garantizada.


En definitiva, el Hotel Arzuaga es el lugar perfecto para disfrutar de momentos de paz junto a vinos excepcionales y bocados únicos, pero también supone el marco idóneo para la celebración de cualquier tipo de evento, desde enlaces y ocasiones especiales hasta reuniones de trabajo y conferencias.
Este proyecto se encuentra bajo la dirección de Amaya Arzuaga, prestigiosa diseñadora de moda que, tras lograr el Premio Nacional de Diseño de Moda en 2013, y movida por su inagotable espíritu creativo, decidió trasladar su imaginario al cuidado de la finca La Planta, el hotel que lleva su apellido y, especialmente, a Taller. Para ello, ha contribuido en numerosos aspectos que van desde el diseño de espacios y vajillas, depositando su confianza tanto en Víctor Gutiérrez como director gastronómico, como en la jefa de cocina Sara Ferreres e Irene González, sumiller, quienes completan las caras más visibles del equipo profesional que trabaja cada día en las cocinas de Taller.
